Ya había llegado el momento de enfrentarme a todo y a
todos. Depués de cinco gin tonics de los baratos en el G-A-Y Late y de un
viaje en el metro donde las ganas de llorar ganaron la batalla a las ganas de
vomitar, sin saber por qué me desvelé atormentando por más de uno y de dos
pensamientos, así que volví abrir el ordenador y las ganas de escribir
volvieron y sobretodo las ganas de
explicarme a mi mismo que era lo que estaba haciendo con mi vida. Así que me
puse a escribir como un loco.
Era una sensación rara entre enfado, frustación, tristeza
y desesperación.
La cuenta atrás había empezado, pero ¿cuándo iba a parar?
En mi mente sonaba la canción de “tonight we are younger”,
ya fuera por casualidad o porqué en la últimas semanas había sido ese motor que
me hacía seguir hacia delante.
La cuestión era saber qué estoy haciendo con mi vida, más
allá de penes, cuerpos, copas a altas
horas de la noche y de tener un trabajo que me estaba quemando por dentro. Yo que había sido, yo que había tenido, yo
que había... Que cojones yo que lo he perdido todo, empezando por mis valores,
principios y sobretodo la ilusión.
Podría ser joven por la noche pero durante el día el
tiempo pasaba y ni romeos, ni príncipes venían y más allá de todo eso yo seguía
cómo siempre cometiendo los mismos errores y corriendo antes de correrme.
La novela inacabada, las cuentas impagadas, la herida sin
cerrar y las promesas sin cumplir y mientras tanto intentando crear en mi mente
el cuento perfecto para poder intentar ser imperfecto.
Quería ser rescatado pero no me daba cuenta que mientras
esperaba ser rescatado por otro u otros, estaba perdiendo la oportunidad de
rescatarme a mí mismo. Que podría ser yo mi propio príncipe azul.
Tal vez más de cinco meses en soledad, sin la família y
sin los amigos había aprendido a aprender a cuidarme yo solo.
La cuestión es que entre el humo de un cigarro y la lluvía
de la madugrada me encontré a mí mismo
en Leytonstone.
Y la verdad siendo sincero no me gustó para nada lo que
me encontré, se me presentó un extraño,
una persona que para nada había pensado que llegaría a ser. Una persona que
simplemente caminaba sin rumbo. Había dejado de ser ese ser con ilusión, con
ganas de comerse el mundo.
Pero como no existen las casualidades sino la causalidad,
justo cuando buscaba desperadamente por la habitación un cigarro, encontré un
papel, un pedazo de papel.
Eran todas las metas que me había propuesto antes de
venir a London, todos los sueños que viajaron conmigo aquel 20 de abril y que
hay estaban olvidadas en un pedazo de papel.
Las leí una y otra vez hasta que me cansé.
Tan solo una se quedó en mi mente llegar a ser, to
become, to become, to become writer.
Pero para eso debería de escribir y escribir.
Y por supuesto to find, to find, to find the love. Aunque eso ya no estaba en mis manos.
Así que gracias a un mensaje de Marta, ese corazón roto
como yo, que compartíamos nuestras heridas en Leyton en una diminuta cocina,
mientras las zorras caminaban cerca de casa y los caracoles cambiaban de sexo
fuí capaz de ver muchas cosas fuí capaz de crear el ser que esperaba.
Lo primero que hice fue ordenar mis ideas y
sobretodo mi nueva habitación de desde hacía unas semanas parecía que un huracán de soledad y anhelo habían pasado por ella.
Fuí educado, acompañé aquel extraño (en él que me había
convertido) hasta la puerta y de una patada lo saqué de casa.
Me quedé por un rato contemplando la lluvía y decidí dar un paseo y empaparme de
ella y si lo confieso I love it, me
encanta este clima, me encanta esta ciudad y este país y sobretodo me encanta
que con 27 años esté empezando mi vida de nuevo , step by step. Seguramente me
comeré muchas veces el mundo como también me comeré muchas...
Pero que bueno es saber que siempre quedan caminos que andar bajo el arco
iris y que no soy estúpido por tener un sueño como el que tengo.
Y que mi novela empieza por escribir mi propia novela en
lugar de ser un capítulo más en la vida de otro.
Así que cerré página y me fuí dormir.
Depués de mucho tiempo sin publicar lo he hecho de nuevo,
tenía muchos posts para públicar pero este después del enfado que tenía
conmigo mismo, creo que ha sido el más honesto.
Carrión.