miércoles, 19 de diciembre de 2012

Final Feliz y la Fuga de la Perdiz


“Todos tenemos finales cada día, todos hemos creído desde niños que vendría un final feliz, donde los buenos siguen siendo buenos y los malos menos malos, donde ganan los héroes y lo celebran con los perdedores, donde la alegría corre por las calles y la tristeza nada en las alcantarillas…”
Después de mi viaje a España y de mi vuelta, estaba algo confuso. A la vuelta tuve la sensación de que mi casa está aquí, que mi vida ahora es London, tal vez por que después de varios años la buena suerte me sonreía o por que aquí me había construido como persona.
Así que una vez superados todos los periodos de prueba en el trabajo, en el amor y en la amistad, decidí saltar nuevamente y escribir un poco.
Hubo alguien que me dijo que le gustaban los finales felices, con esto ya tenía por dónde empezar.
¿Realmente existen los finales felices o son simplemente una cosa la cual nos agarramos para poder seguir creyendo en los cuentos de hadas?
Porque y fueron felices y comieron perdices, creo que hace tiempo que dejaron de caer perdices en el plato.
La felicidad es algo tan complejo y absurdo al mismo tiempo que difícil de valorar y medir.
Así que mejor vayamos por la senda de cosas banales y algo más triviales.
En mi caso al ser feliz, la perdiz se fugó. Una vez que desperté de lo que había estado haciendo en tiempos pasados y una vez que volvía nuevamente a sentirme algo más realizado comprendí que no hace falta llegar a la perdiz, ni tampoco a la filosofía barata que con poco se es feliz.
Uno puede ser feliz con mucho o con nada, tan solo hay que saber que quiere uno para ser feliz. Porque de ilusiones no vive el hombre, ni la mujer, pero de ilusos todos andamos.
Seguro que hay finales de película, más allá de las salas de cine, seguro que hay finales con amor, más allá de 45 minutos en la cama, seguro que hay  finales sorpresa, más allá de la casualidad, seguro que hay finales tristes, más allá que el de no tener final y seguro que hay finales sin finalizar más allá que la novela inacabada…
Las cosas acaban o empiezan y dónde está el final o dónde está el principio es difícil de saber.
Alguien con el cual estamos buscando un lugar que solo nosotros sabemos, me dijo que no hay finales sino puntos suspensivos, que todo lo que cierras del pasado se abre en el futuro.
De esta manera comprendiendo esto y con un café de primera pude comprender, que hace meses cerré el final del principio, un principio sin final, una aventura más allá de las que pude imaginar, con o sin perdiz, he acabado siendo un aprendiz de los finales. “Por qué no hay mejor final que el `principio del comienzo de un nuevo día”

Carrión

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