miércoles, 30 de mayo de 2012

A dónde van los calcetines???



Cuando llegas a casa después de un largo día de trabajo, no hay nada mejor que tener una larga conversación de nada y de todo con tus compañeros de piso. Casi siempre esas conversaciones suelen ser sobre la vida en London, lo caro que está todo y la jodida Central Line que cada dos por tres te deja tirado y no va.
Muchas noches depués de terminar las conversaciones cocineras (porqué como no tenemos comedor toda la vida se hace en una cocina de 3 metros cuadrados), me pongo a comprender que todos estamos en London por algún motivo aunque el motivo sea averiguar el por qué estamos aquí.
Con quien tenía conversaciones más vanales pero que me daban ideas para el blog, era con Marta. Con ella podía tener largas horas en la cocina entre risas y conversaciones divertidas. Pero nuestras conversaciones siempre se paran en el momento que sabemos que abmos estamos tocando cierto tema que nos va a poner tristes, justo en ese momento es el momento preciso para irse a la cama.
Así que el otro día estuvimos intentanto averiguar hacía dónde van los calcetines que se traga la lavadora. Porqué a todos nos pasa lo mismo, siempre la lavadora se nos traga algún que otro calcetín.
Así que llegamos a la conclusión de que debería de haber un mundo alternativo donde viven miles de calcetines inmpares.
Con esa idea me fuí a dormir y cómo no podía dormir decidí aprovechar el verano londinense y salir a la puerta de la calle sentarme y reflexionar sobre todo eso mientras me tomaba un té y me fumaba un cigarro.
Un mundo de calcetines impares!!!!!!! La verdad que no era una idea muy loca. Un mundo donde hay calcetines de todo tipo, rotos, de colores, zurzidos, de rombos, de ejecutivos... pero todos tienen en común que están solteros busc ando a su pareja.
Sin embargo ese mundo tampoco es tan diferente del nuestro, en el que hay miles de personas solteras buscando a su otra pareja. Aquí también hay corazones rotos, zurzidos una y otra vez, corazones esperando a ser rotos y todos andamos por la misma calle buscando a nuestra pareja.
Así  que llegué a la conclusión de que las personas somos como los calcetines.  Algunos tienen a su pareja, otros  la perdieron en la lavadora o fueron ellos los que se perdieron, algunos están tan zurzidos que son incapaces de emparejarse con el otro. Y que nunca sabes cuando “la lavadora” va hacer que tu calcetín se pierda o seas tu mismo el que aparezca en el mundo alternativo de los calcetines solteros.

Carrión.

lunes, 21 de mayo de 2012

Nueva vida, vieja ropa


Después de un mes, pasados los primeros días, vinieron las lágrimas, un sentimiento de saber y querer comprender muchas cosas. L a primera saber cómo había llegado a London. La segunda saber hacia dónde voy. Así que la noche prometia larga, después de trabajar 14 horas al día durante un largo fin de semana, el sueño y el cansancio se quedaron aparcados por unas horas. Mis dedos y mi mente estaban aquí, en el ordenador.
Un coffee me vino bien, así que tras un paseo al paquistaní que abre las 24 horas, es lo bueno de London nunca puedes utilizar la excusa de se me acabó la sal para ir a ver al vecino, a cualquier hora encuentras una tienda de 24 horas.
Bueno  lo dicho, estaba intentando responder demasiadas preguntas en una sola noche, lo que no se si era por el cansacio acumulado, por las ilusiones que se fueron con la última lluvia o por qué de vez en cuando (con demasiada frecuencia viajo al pasado, al cual no debería de volver).
Pero sin querer me encontré en un días de esos, dónde el olor de una simple flor te hace sentir las mil y una emociones.  Sin querer me encontré llenos de experiencias nuevas, de ilusiones pero desnudos sin querer seguía vistiendo la misma ropa.
Parecer ser que London, era punto de salida ahora tan solo faltaba encontrar el punto de llegada.
Llevaba tres días levantandome a los 7 de la mañana y acostandome a las 2 o 3 de la madrugada, haciendo los mil y un viajes en el Tube ya que la Central Line, para variar, llevaba otro fin de semana sin funcionar, con el restaurante lleno, aguantando pijas borrachas, que pagan 2000 libras por una botella de vino, no se para qué si total a apartir de la tercera copa se beben hasta el agua de la cubitera, teniendo conversaciones vanales con gente que disfrazan cualquier mensaje de whats app para al final buscar un polvo, llevaba tiempo con ganas de llorar, ya fuera por felicidad o por tristeza la cuestión es que tenía el campo de cultivo preparado tan solo faltó escuchar una canción, unos acordes, una letra y una voz. Con eso fue suficiente, las lágrimas nacieron y con ellas  la tranquilidad de saber que era humano, que era como los demás y que sí, que si sabía echar de menos a la família, a los amigos, a los paseos por Sitges, a las tardes sentando enfrente de la playa, a las conversaciones hasta altas horas en el Horno... Pero esto era mejor, esto era lo que siempre quise, ahora por primera vez estaba haciendo algo por mi mismo, no por otros, no habí ahombre que fuera la causa por la que estaba aquí, tal vez hubo desencadenantes pero motivos.
London, una ciudad que no duerme nunca, que siempre hay algo que hacer, un lugar donde perderse y otro donde encontrarse. En London en el mismo día puedes encontrar trabajo, dejarlo de tener y volver a encontrar, enomorarte, desenamorarte, sentirse solo, sentirse solo pero en compañia, tener un polvo rápido, un calentón o simplemente un masturbación. En  London te puede pasar de todo, pero lo que nunca te puede pasar, es llegar a una orilla sentarse y dejar que tus pies se bañen en el mar y tu mente viaje a lugares inpensables.
Bueno aquí también viajo a lugares inpensables, pero sin saber que tengo el mar a mis pies.
Así que me encontré con una nueva vida y vesitdo con ropa vieja.

Así que cuando pueda me voy al Primark...

Carrión.

jueves, 17 de mayo de 2012

No hay polvo que cien años dure ni amantes que lo aguanten.


Con un mes en London, las cosas ya se iban haciendo normales, lo que a lo primero me parecía sorprende ahora ya lo veía normal, como una rutina. Es lo que tenemos los seres humanos que sin quererlo acabamos siendo animales de rutina.
Empezó a ser rutina que las citas empezarán en Covent Garden y que acabarán sin nada más que un simple Dolor de H...S.
Empezó a ser rutina, tener largas conversaciones hasta la una de la mañana en la cocina. Empezó a ser rutina no escribir y empezó a ser rutina echar de menos a quién no tendría que echar de menos.
Pero en fin es lo que tiene. En una de esas largas conversaciones en la cocina sin querer romper el hielo, Mr Ice vino a mi mente y estuvo toda la noche en ella.
Así que me había dejado helado.
Puede que Mr. Ice hubiera dejado tan elevada la nota, que ahora todo me sabía a poco. Hasta supo hacer la ruptura. O puede como me dijeron tal vez es que mis ojos lo veían  tan perfecto que hasta cuando me dejó me pareció que lo hacía perfectamente.
Ahora estaba en London  y ahora era rutina estar lejos de él.
Después de una noche en la que estuve durmiendo entre fantasmas del  pasado y los ronquidos de mi compañero de habitación.  Decidí en mi día libre perderme en London y escribir, pero por el momento me había perdido entre mis sábanas y me había quedado dormido.
Pero bueno café en mano izquierda y papel en la derecha, me senté en la cocina y me puse a la faena. Hasta que llegó la distracción.
Buscando un título para el post y buscado sobre lo que escribí hice reflexión de sobre mi primer mes en London. Si buscaba la parte de humor y sexo podía titular el post, como Dolor de huevos, pero pensé que sería muy basto decir eso. Así que pasadas unas horas y con la mente algo más fresca decidí titularlo “No hay polvo que dure cien años ni amantes que lo aguanten”. La verdad que no se por qué elegí ese, pero salió y me gustó.
Después de una pausa y algún que otro cortejo por whats app ( estoy ya de whats app, facebook y perfiles, dónde está el contacto real????) Supe por qué, porqué era el titulo perfecto para echar al fantasma de la noche pasada.
“Todo fue tan rápido, tan bonito, apenas tuve tiempo en pensar si podía salir mal, porqué no iba a salir mal. Todo fue como en los cuentos...” que coño, los cuentos de princesas no existen y mucho menos en el mundo gay, más bien son cuentos de manga.
Sin embargo yo siempre me creí  el  “fueron felices y comieron perdices” pero aquella vez “fue colorín colorado este cuento se ha acabado”.
Con la distancia con la seguridad que me da estar inseguro en London. Por suerte en la vida no hay polvo que dure cien años, porqué no hay amantes que este eternamente enamorados sino que amantes que están simplemente están.
Pero para que estén deben de pasar primero.
Bueno después de haber perdido un rato el tiempo. No se que me pasa últimamente que lo post los leo después y no le veo sabor a lo que escribir.
Tal vez será porqué estoy más centrado en la novela o tal vez porqué no tengo muchas aventuras últimamente.
Pero sea por lo que sea, todo en la vida pasa, se queda o se va. Eso es lo importante. Porqué no hay nada que dura eternamente  ni la eternidad es eterna.

Carrión.

jueves, 10 de mayo de 2012

21 días en London


Después de 21 días en London, ya estaba preparado para poder activar nuevamente mis ratos en el blog, después de aprender que puede salir de trabajar a las 11 de la noche pero no llegarás hasta tu casa a la 1 de la madrugada entre buses y caminatas, aprendí que le tiempo en Londres es oro.
Mis primeros días en London fueron de lo más normal desubrí Covent Garden y sus doscientas escaleras en la salida del  “Tube”. Más tardes pasé  tiempo caminando por Oxford Street, bueno en general descubrí todas las calles de London, al menos las más visitadas.
Y mis puntos suspensivos como pensamientos fueron mis guías de turismo en la ciudad.
Pero bueno ahora ya estaba habituado, ya tenía trabajo, nuevas amistades y algunas ratos libres.
Por suerte o por desgracía la soledad lleva algúnos días sin llamar a mi puerta y aunque suene extraño la encuentro a faltar.
¿La nueva vida será sin mi soledad?
Así que 21 días daban para mucho. Pero más da un día en London, en el mismo día puedes encontrar trabajo, dejarlo de tener, encontrar el trabajo ideal, enamorarte, dejar de creer en el amor, perderte, encontrate, tener 100 Libras y ganar 200 Libras y luego tener menos 20 Libras, llorar, reir y pero lo que no tendrás, será sexo, al menos yo llevo 21 días sin tenerlo, tampoco lo he buscado ni lo quiero, por el momento.
En estos 21 días en London, la vida está siendo genial, cómo un sueño, pero poco a poco la vida se asienta y así que poco a poco el anhelo de ciertas personas llega, el anhelo de ciertos momentos, de un café o una palabra de aliento.
Y esperas con ganas, abrir tu correo y ver que tus amigos te escriben, tus familiares y cómo no, Mr. Ice dejó su comentario.
Son esos momentos por la mañana o por la noche, que te entra esa melaconlía al escuchar ciertas canciones o ver ciertas fotografías. Pero luego piensas por qué estás aquí y tienes energía para continuar.
A veces en conversaciones con los compañeros de piso ( bueno nuestra casa más que un piso es una zoo, te puedes despertar lleno de hormigas, o con arañas o compartir tus cereales con un ratón, pero bueno esto es un aventura más.) me doy cuentas que todos estamos aquí por algún motivo, y casi todos hemos tenido London como punto de salida y de llegada.
Así que la cocina se ha convertido en nuestro rincón de confesiones a ciertas horas de la madrugada.
En fin que con la novela en camino, el blog en marcha y con trabajo, esto 21 días en London iban pasando step by step.
Está mañana mientras me tomaba mi café en  la puerta y contemplaba la lluvía caer, aterrizó en mi mente una tarde cualquiera en Sitges, a principios de Noviembre,llovía mucho  y los muebles del  Ikea estaban en la furgoneta, acabamos calados hasta los huesos, pero las risas e ilusiones eran muy grandes, todo era nuevo, hasta los besos.
Justo recordando esto, London es punto de salida y de llegada. Como me alegro de esto. Porqué prefiero recordar que acordarme.

Carrión.